Eduardo Riol 11 Enero 2016
De un claustro escondido a restos de un antiguo palacio templario, una ruta arquitectónica e intimista por el pasado medieval de la ciudad
De cambios, precisamente, sabe mucho la fachada gótica del Ayuntamiento de Barcelona, situada en la calle del Ciutat, junto a la plaza de Sant Jaume. Es una de las portadas barcelonesas más armoniosas, con su desarrollo horizontal, las ventanas de tracería calada en la planta noble y los coquetos trabajos escultóricos. Pero hay algo que chirría y que resulta casi cómico: ¡la puerta principal está mutilada! Cuando construyeron el moderno edificio neoclásico del Ayuntamiento esta fachada quedó marginada, incluso estuvo a punto de desaparecer. La salvaron las Academias de las Letras y de Bellas Artes, que protestaron enérgicamente. Eso sí, no pudieron evitar que se recortara la puerta y que su parte derecha quedara encajada en la pared del volumen neoclásico…