ÓSCAR GOGORZA. Bilbao 23 MAR 2019
La reciente muerte de dos alpinistas en la cumbre más mortal tras el Annapurna acentúa la agónica lucha con esta cima desde hace más de un siglo.
Conquistar una montaña, derribarla, someterla, tumbarla… este fue el discurso que llevó al ser humano hasta la cima de las montañas más imponentes del planeta. El planteamiento, de corte bélico y nacionalista, contempló la conquista de los 14 ochomiles como un asunto de Estado: no se trataba de escalar, sino de plantarse en la cima y hacer propaganda. Era una obsesión que, en el caso de Alemania, resultó enfermiza. Fue con el Nanga Parbat (8.125 metros), pero pudo haber sido con otra cima…