Bill Bowerman, el colonizador del running

Damián Cáceres PARA LA NACION 19 DE JULIO DE 2016

Incansable perfeccionista y detallista recalcitrante en busca del mejor desempeño de sus atletas, fue uno de los artífices para que el atletismo se convierta en un deporte masivo que traspasó las fronteras del mundo.

Bill Bowerman, el colonizador del running

La estatua reluce impecable a un costado de la pista del Hayward Field, de Eugene. Ahí está Bill Bowerman observando, como testigo privilegiado, el paso del tiempo. Ahí, donde tantas veces corrió y dio indicaciones a sus entrenados. Ahí, en su lugar en el mundo. En la pista. En el óvalo. Siempre ahí, donde prefería ser encontrado porque se dedicaba el ciento por ciento a exprimir y sacar lo mejor de sus corredores. «Su esencia era esa. Estar con el atleta en todo momento para dedicarle el ciento por cierto», cuenta Roos, un moren entrado en años mientras retira una planilla en la carpa en la que los atletas estadounidenses que participan en los Trials clasificatorios para los Juegos Olímpicos de Río pueden hacer sus descargos o reclamar por una decisión con la que no están de acuerdo. «Su intensidad era permanente, a veces irritante, pero la matizaba siempre con una sonrisa. Fue el mejor de todos», agrega…

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