Carlos Soria, al Dhaulagiri por los abuelos

JUAN MORENILLA Madrid – 11 OCT 2020

El alpinista, de 81 años, se entrena para batir un récord mundial en los ochomiles como homenaje a una generación.

En Moralzarzal vive un superhombre. En la sierra de Madrid, al abrigo de los picos de Peñalara y La Maliciosa, habita Carlos Soria. Pasaría por un abuelo normal de 81 años que en la jubilación, tras una vida de sacrificios, disfruta de la compañía de su mujer, Cristina, sus cuatro hijas y sus cuatro nietos. Pero algo le hace especial desde que se levanta a las seis y media de la mañana, y no es el desayuno con leche de soja, avena y semillas de chía, ni el ajo negro que ha descubierto hace poco. A las siete entra en el pequeño garaje de casa. El coche está fuera. En una pared cuelgan unas 50 medallas, la mayoría de esquí de fondo. En otra, agarres de escalada. En el suelo hay una esterilla y mancuernas. En una estantería se amontonan las botas de alta montaña. Al lado, una cámara hipobárica que simula estar hasta a 5.000 metros de altitud. Hay tres bicis, dos colgadas y otra en un rodillo, con unas bielas con unos agujeros más cercanos al eje, un truco de un amigo tornero para que no le duela la rodilla izquierda, que no flexiona bien por la prótesis. Carlos Soria se sube, ancla las calas y comienza a dar pedales mientras el pueblo duerme…

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