Durante la pandemia las cintas de correr vivieron su mayor boom, aunque existían previamente y existirán en el futuro en gimnasios y casas de todo el mundo. Esa cinta que usas para sudar, ponerte en forma, calentar, liberar estrés o relajarte tiene, sin embargo, un origen que no es del todo conocido y menos agradable que una simple máquina de fitness.
Esta es la oscura historia del origen de las cintas de correr, de castigo en cárceles a herramienta lúdica. Por lo monótono de la actividad en sí algunos la llaman un instrumento de tortura y este calificativo no está tan tan desencaminado. Viajemos a principios del siglo XIX y más concretamente al sistema de prisiones británico…
Los guerreros del running 