Madrid, loca por el Swing

MERITXELL-ANFITRITE ÁLVAREZ MONGAY Publicado el 09.12.2014

Es una música que te entra por los pies; cuando sientes el swing, no los puedes dejar de mover; se te engancha a la suela de los zapatos y acabas bailando lindy hop en cualquier lado: salas de conciertos, teatros, pubs, mercados, plazas… A falta de una ballroom en condiciones –como las que arrasaron allá por los años 1930 en el barrio de Harlem–, todo vale. Al fin y al cabo, esto consiste en improvisar – ¿no lo decía el gato jazz?–. Esta es la guía del bailongo swing por Madrid…

Se empieza con algo fácil, lo elemental, para que ni Ana Belén te pueda reprochar eso de que “te mueves como un oso en un laberinto”; luego ya, si uno tiene maña y se deja llevar por el ritmo de la Benny Goodman Orchestra, acaba haciendo virguerías como esta sin darse cuenta. Sólo es cuestión de practicar con la ropa hipster de la abuela y unas zapatillas que resbalen –sneakers de toda la vida o zapatos de
baile para los más elegantes–. Ah, y lo de encontrar compañero de lindy hop no es problema. Basta con ir a un baile social y agarrarte al primero que veas sin pareja. Normalmente, el chico hace de lead y la chica es el follow que sigue sus directrices, pero se puede romper esta regla como más convenga, ¡que en tiempos de crisis los líderes escasean!…

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