La gran escapada rusa

Luisgé Martín 5 MAY 2017

En tren desde Moscú a San Petersburgo, un fascinante viaje en el que se van descubriendo, como en una matrioska, las múltiples capas de la época de los zares y la era soviética.

La catedral de San Basilio de Moscú, del siglo XVI, con sus cúpulas en forma de bulbo En primer plano; las torres del Kremlin y, al fondo, los edificios de la calle de Arbat.

La calle Lomonosova, situada en el corazón de San Petersburgo, se llena de madrugada de jóvenes bulliciosos en busca de diversión. Algunos bares y discotecas tienen escaparates en los que, al estilo del Ámsterdam canalla, bailan gogós ligeras de ropa para animar a los parroquianos. Allí, entre aquellos locales, están el Central Station y el Blue Oyster, dos clubes gais que, a pesar del timbre al que hay que llamar para entrar, abren sus puertas sin ningún disimulo ni disfraz. Dentro, en algunas salas, está Sodoma. Son lugares de encuentro que, a pesar de la persecución que sufren los homosexuales en Rusia, no tienen mucho que envidiar a los de Chueca o el Soho…

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